Nidia in Gaia

Diferentes u opuestos complementarios en el mundo de las/los curanderos andinos (Parte 4)

Un curandero no es más que una curandera, ni al revés. Tan solo tienen especialidades o mandatos, potestades, específicas y generales.  Aunque en algunos contextos de comunidades específicas y en tiempos específicos de la historia se hicieron diferencias basadas en lo biológico para determinar si una mujer podía ser curandera o no.
Las características generales de los curanderos son para todos por igual, por ejemplo, TODOS los curanderos y curanderas están en el derecho de poder VER, visualizar todo lo que significa lo que puede venir, a través de cualquier medio, en hojas de coca, en naipes, en humo del cigarro, otros en minerales o en semillas, o simplemente viendo una foto, visualizando a la persona o situación. A veces les basta escuchar lo que dice el otro y con eso saben qué es lo que le va a decir. La capacidad de PODER CRUZAR umbrales, atravesar fronteras que no están abiertas para personas comunes. Estas vivencias se manejan mediante canales de comunicación específicos y únicos tales como el manejo de los idiomas sagrados.
Algunos curanderos tienen características propias, unos son jampiris[1], otros qulliris, aysiris, laiqas, chamanes, paqus, kallawayas, etc, esto es válido tanto para hombres y mujeres, no es exclusivo de ninguno de ellos, excepto en algunas categorías que hoy en día  prácticamente no existen.
Sin embargo, cabe preguntarnos ¿porqué al parecer se dedican más hombres que mujeres a la práctica del curanderismo? Se dice en el caso de los chamanes que esa responsabilidad se les ha conferido a los hombres, por voluntad de los seres superiores. A partir de la experiencia que tuve, me percaté que existe una carencia aparente de curanderas, porque puede ser debido a que las mujeres no se dedican a este tipo de prácticas, debido a la carga laboral que tienen, y carecen del tiempo suficiente para ocuparse a una vida tan rigurosa. Aunque, gran parte de las mujeres mantienen algunos saberes en el manejo de plantas medicinales, de alimentos y de artesanías. No obstante, aunque las mujeres no puedan dedicarse directamente a esta tarea, o hayan perdido el interés para ser curanderas son las que más visitan a los curanderos. A pesar de que las mujeres tienen capacidades de ser curanderas, o chamanes.
Debemos mencionar, no obstante, que han habido normas ancestrales que han ido restringiendo el aprendizaje del curanderismo para mujeres en algunas comunidades; estas enseñanzas estaban limitadas a la mujer del curandero o chaman.  El curandero entonces sabe qué cosas le va a transmitir. A pesar de eso no todas las esposas de curanderos llegan a estar obligadas a aprender y pueden negarse al aprendizaje. Así, ni la mujer del curandero tiene la obligación de aprender, ni tampoco el marido de la curandera. En el caso de que dos curanderos de unan y trabajen juntos, el poder y la posibilidad, la capacidad de atravesar umbrales se acrecienta, llegan a obtener más poder que cualquier curandero solo, así entre ambos llegan a abrir ámbitos insospechados. 
Con respecto a las  tareas que se pueden restringir sólo a mujeres u hombres, existen muy pocas. Hay ciertos límites, hay cosas que las mujeres pueden realizar con mayor propiedad que los hombres, pero no son imposibilidades.
El cambio que las mujeres sufren cuando tienen estas experiencias de ser curanderas, se pueden volver inestables, “encontrarse en un estado como de locura”,  dicen los hombres. Porque ellas son capaces de rebasar cualquier límite. Si esto no es manejado adecuadamente les puede traer un desequilibrio de fuerzas o de capacidades que hace que así como aprendieron o conocieron algo, lo pierdan o se consuman tan rápidamente que no puedan volver a recuperar la fuerza perdida, indican algunos hombres entrevistados.
El límite que tienen los hombres es el de ser temerosos, miedosos o dudosos. Así como también la tendencia “a ser muy arrastrados” por el lado humano o político, su importancia personal es grande, el ego adquiere mucha predominancia y es ahí donde pierden el poder. La imagen que crean se desvirtúa.
Hay rituales que solamente están reservados para hombres, otros solamente para mujeres, los por ejemplo, realizan un ritual en un lugar sagrado, que es una colina donde se encuentran sus waqas[2] y faltando días antes a la celebración de sus festividades principales se reúnen o suben a esta colina tanto hombres y mujeres, los hombres por un lado y mujeres por otro, ambos tiene su propia ruta. Las mujeres hacen su propio círculo de encuentro o de reunión, acullicando y pijchando coca[3] y compartiendo entre ellas mismas; los hombres lo mismo, todos se preparan para hacer un ritual, porque “la montaña es muy celosa”.
Los atuendos e instrumentos que son entregados a los curanderos  y curanderas, se diferencian. En la mayoría se parecen mucho, aunque existen algunas diferencias, por ejemplo: existen elementos que sólo portan las mujeres; un  secreto especial como amuleto especial que los hombres no poseen. El rol de las curanderas es diferente al de los hombres, en un noventa por ciento es casi similar.  Esa división se da por el medio en que se ha construido su conocimiento y sabiduría. No responde a un esquema de género, la  diferencia tampoco es biológica, sino que es el poder lo que marca, lo que está detrás del umbral, lo que determina lo que se puede hacer o no, entonces la diferencia no se da precisamente por ser mujer.
Una distinción crucial que no tiene ninguna relación con la visión de ser mujer u hombre es la siguiente: para los curanderos no existe la división de hombre o mujer, no hay hombre o mujer, solo fuerza, poder, que puede tener la forma que quiera. La diferencia es aparente.  Cuando se está en la tierra, común y corriente como ser humano se es mujer o se es hombre, pero cuando se atraviesa el umbral se puede ser lo que se quiera ser, es la fuerza, el don lo que determina eso.
Algunos curanderos discriminan entre hombre y mujer por la contaminación que han tenido con su contexto. Toman posturas, algunas extremas como las machistas.
Concluyo esta parte, continúa.
[1] Curandero en quechua. El qolliri, el aysiri,  chaman, paqu, son diferentes denominativos según el ámbito geográfico y las especialidades. Todos practican la medicina tradicional andina.
[2] Los seres tutelares y protectores
[3] Masticando las hojas de coca

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