Lecturas, reflexiones
y comentarios
Baso este corto artículo en fragmentos del libro “Mujeres con poder sanador: las cuidadoras de la vida”.
Dentro de la cosmogonía andina, la integración de los seres a nivel macro y micro refiere al concepto Pacha, que es todo lo que constituye el universo, el tiempo, el espacio, la totalidad, la continuidad.
No obstante, es difícil definirlo con imágenes occidentales, porque nunca se sabrá a ciencia cierta cómo se visualizó en la época prehispánica, pues todo fue interrumpido por el proceso de colonización y hoy solo quedan los resquicios de una civilización extraordinariamente compleja y posteriormente, se rescatan elementos muchas veces interconectados, pero desde la lupa de los cronistas.
Noviembre 2022
El tiempo es la duración de las cosas sujetas a cambio. Pero, si el tiempo está sujeto al cambio de las cosas, es porque cambia continuamente y se sitúa en la experiencia material de nuestra existencia, que siempre vive la dualidad y oscila en el movimiento, de lo que conocemos como estar moviéndonos entre el pasado y el futuro.
Podemos quizá irnos al otro extremo, decirnos a nosotrxs mismxs que el tiempo no existe, porque ya cambió. Dicho de otra manera, el tiempo pasado no se puede cambiar, porque ya pasó. El tiempo futuro no se puede vivir porque porque no llegó aun.
El tiempo presente es lo único que tenemos para vivir en el aquí y ahora. Solo ese tiempo se puede presenciar, porque es el único que tenemos.
Ante situaciones inesperadas y de gran incertidumbre es normal que las personas nos pongamos ansiosas y nuestro mecanismo de defensa se active, pero si esta situación se prolonga demasiado tiempo ya podemos hablar de cuadros de ansiedad o depresión. La pandemia que como humanidad estamos viviendo ha puesto en relieve un área de la salud que no fue atendida en su medida real, los trastornos de salud mental.
Así los trastornos de ansiedad y depresión son definiciones modernas que se dan a patologías que no existieron como tales en la antigüedad. Por tanto, podríamos plantear un relacionamiento de estas patologías con el síndrome de afiliación cultural que presenta síntomas de susto, o mancharisqa, la tristeza en cierta medida. Los síntomas corresponden en mucho a la depresión (falta de apetito, insomnio, mal humor, desánimo), pero que en algunos casos no se asociación la depresión y ansiedad en sí mismas.
En el contexto global, en esta época moderna cuya última expresión es la denominada globalización y donde se tiende a homogenizar a las culturas locales para que sean un reflejo del modelo de occidente; se hace necesario ver de qué manera nos podemos reafirmar como pertenecientes a identidades culturales locales, a fin de una vez encontrándonos con otras personas de otras culturas estemos en las mejores condiciones posibles, tanto a nivel regional como mundial. Es éste pues un proceso que conlleva analizar los diversos aspectos de influencia y de dominio, en esta relación de integración, incorporación y a veces de sometimiento; diferentes identidades culturales deben coexistir y lo que se quiere es que sea dentro de una perspectiva de la diversidad y equidad[1].
[1] Bustillos R., Nidia. Tambos como instrumentos para fortalecer el desarrollo local: del camino imperial incaico a la autopista electrónica. IUED, Ginebra, 2004
El ámbito donde se mueve la curandera:
Durante el periodo colonial el uso tradicional de las hierbas fue visto por los colonizadores como práctica de herejes y por lo tanto fue perseguido y castigado. No obstante en la actualidad en casi todas las comunidades se tiene a una partera o curandera. Muchas de las mujeres prefieren a las curanderas que a los médicos, porque éstos no entienden su forma de ver su situación, son incapaces de ponerse en la situación de las mujeres y les crean desconfianza. Las curanderas son de gran importancia para todo lo que es la salud en la comunidad. “Antiguamente las mujeres tenían, en secreto, sus plantas tradicionales, […] pero, ahora, con la influencia de la religión y la iglesia, muchos hombres dicen que no se deben usar porque es pecado, que eso es cosa del diablo, y así poco a poco se van dejando de lado el uso de estas plantas”[1].
[1] Hernández, Teresita y Murguialday, Clara. Mujeres indígenas, ayer y hoy. Aportes para la discusión desde una perspectiva de género. Madrid, Talasa ediciones S.L.., 1992.
La curandera NO es una mujer “normal”:
La diferencia entre una curandera (jampiri o yatiri[1]) y una mujer u hombre normal es el privilegio de ser una persona señalada por entidades o por seres que se encuentran detrás del umbral o pasadas las fronteras. Para un curandero o curandera la posibilidad de no ser tan sólo una persona común y corriente, conlleva también ciertas tareas y formas de vivir tanto como una persona común, y como una curandera.
[1] Me referiré algunas veces usan la palabra yatiri por curandera porque ese es el denominativo que dos curanderas entrevistadas utilizan para definirse a sí mismas
Las fronteras que se atraviesan y los límites que encierran a una curandera:
Desde la vivencia del mundo andino. Los yatiris, curanderos/as, en general entienden su realidad en varios ámbitos integrados en uno mismo. Se conoce como la Pachamama[1], lo más común. Pero también un ámbito más amplio que es conocido como Allpamama[2].
[1] Pachamama. La madre tierra. Palabra kechua con amplia connotación, significa el planeta tierra con todos sus componentes, el espacio aereo, los recursos naturales, la biodiversidad, lo orgánico e inorgánico, los seres humanos. El espacio y tiempo
[2] Allpamama, el universo que comprende la Pachamama, es un término más amplio
¿Cuál es la diferencia entre un curandero y una curandera?:
En la cultura andina las diferenciaciones corresponden a las de los pares complementarios u opuestos. La doctrina de los opuestos […] sobre la existencia de las cosas, radica en el equilibrio que producen las fuerzas contrapuestas de que se halla constituido el universo; el universo [material] si no estuviera dominado por las dos fuerzas o corrientes que hacen su estabilidad, no podría existir[1]. Los curanderos y curanderas se mueven en este contexto, porque ambos son diferentes, pero esto responde particularmente a diferencias biológicas, sin embargo no por eso son menos o más, o están categorizados en la construcción de género. Porque entre curanderos y curanderas no hacen esa diferencia.
[1] Oblitas Poblete, E. Cultura Kallawaya, Ed, populares Camarlinghi, La Paz, 1978, p 55.
Abril 2022. N.R. Bustillos
¿Cuál es el puente que une la vida de la curandera con la de la vida cotidiana?:
La curandera misma es el puente que une los mundos. Ella habla la lengua de los humanos y de los seres sobrenaturales. Se comunica por medio del lenguaje ritual, que no siempre utiliza palabras, sino símbolos o como se dijo antes la utilización del idioma ancestral, que sólo ellas conocen; en el mundo de los kallawayas la lengua secreta de los incas, utilizada exclusivamente para este fin, “El Machaj uyaj”[1]. Sin embargo, existen idiomas mucho más antiguos que pertenecen al mundo mítico, donde las palabras no siempre necesitan ser pronunciadas.
[1] Louis Girault, se ha referido extensamente a la descripción del idioma de los Kallawayas en su diccionario: Kallawaya el idioma secreto de los incas. Mundi Color, 1989
Abril 2022. N.R. Bustillos
En la cultura andina las diferenciaciones corresponden a las de los pares complementarios u opuestos. La doctrina de los opuestos […] sobre la existencia de las cosas, radica en el equilibrio que producen las fuerzas contrapuestas de que se halla constituido el universo; el universo [material] si no estuviera dominado por las dos fuerzas o corrientes que hacen su estabilidad, no podría existir[1]. Los curanderos y curanderas se mueven en este contexto, porque ambos son diferentes, pero esto responde particularmente a diferencias biológicas, sin embargo no por eso son menos o más, o están categorizados en la construcción de género. Porque entre curanderos y curanderas no hacen esa diferencia.
[1] Oblitas Poblete, E. Cultura Kallawaya, Ed, populares Camarlinghi, La Paz, 1978, p 55.
Abril 2022. N.R. Bustillos